sábado, 30 de mayo de 2015

Fresco, un chivo con sueños.

Todos los animales de la granja estaban bastante nerviosos. Casi era final de Mayo y sabían lo que significaba. Cada año por estas fechas, todas las hembras de la comunidad daban a luz a sus “retoños”. La actividad era frenética, tanto por parte de los humanos como por parte de los animales. Unas incesantes entradas y salidas de los establos, porquerizas, corrales y gallineros con todo tipo de materiales y utensilios; pronosticaban los cambios que estaban por venir.

La cabra de la granja, a pesar de ser primeriza, fue la más madrugadora. Con los primeros rayos del Sol, de su establo salieron a tropezones cuatro chivos. Tres de color blanco y uno mezclado, de un color gris oscuro y negro. Cegados por la luz del día, los tres chivos blancos dieron media vuelta y regresaron rápidamente junto a su progenitora. Pero el chivo gris, guiado por el sonido del agua del río que delimitaba la granja, avanzó en línea recta buscando el origen de ese murmullo que escuchaba.

Fresco era de color gris oscuro y negro.

Con dificultad llegó a la orilla pero resbaló, cayendo de cabeza al agua. Al principio, chapoteó con energía, pero pasados unos segundos se dejó llevar por la corriente y se sumergió. Lejos de asustarse, el animal comenzó a disfrutar en ese entorno completamente extraño. Bajo el agua el pequeño chivo daba vueltas sobre si mismo, formando espirales. Cuando notaba que le faltaba el aire sacaba la cabeza, respiraba y volvía a sumergirse de inmediato.

Uno de los granjeros que observaba la escena, sacó del agua al chivo y exclamó:

- ¡Vaya susto te has llevado! Te llamaré Fresco, por que así te has quedado, empapado y bien fresquito- Tras observar que el animal se encontraba en perfectas condiciones, lo dejó con cuidado en el suelo.

A la mañana siguiente, Fresco salió de su establo y se dirigió directamente al río. Al llegar a la orilla, sin pensárselo dos veces, se lanzó al agua. A pesar de las burlas de sus hermanos, el chivo pasó un buen rato disfrutando. Esta vez no necesitó la ayuda del granjero y salió por su propio pie.

Las burlas de sus hermanos y del resto de animales de la granja eran continuas, a veces bastante crueles, pero no hacían mella en el pequeño chivo que cada día ejecutaba su ritual. A Fresco le encantaba el agua. En el río, se sentía libre y feliz.

Una mañana los tres hermanos de Fresco le siguieron en su recorrido sin dejar de reírse. El animal no se detuvo ni un momento y tal como hacía cada día, llegó a la orilla del río y se lanzó al agua. Absortos en sus risas, los hermanos de Fresco no se percataron de cómo eran de resbaladizas las hierbas de la orilla. Uno tras otro, como le había ocurrido al pequeño chivo gris el primer día, cayeron sin remedio en el agua.

- ¡Ayúdanos, Fresco, nos ahogamos!- Repetían sin cesar.

Sin dudarlo ni un instante, el experimentado nadador agarró fuertemente con los dientes por las orejas a sus hermanos y los sacó del agua.

 Fresco, un chivo con sueños.
Fresco, un chivo con sueños.


A la mañana siguiente, mientras se dirigía al río, los tres hermanos del chivo le siguieron en silencio. Esta vez sin reírse ni burlarse. Nunca más se burlaron de él. Ni sus hermanos, ni ningún otro animal de la granja. 


jueves, 14 de mayo de 2015

Ariadna Musa Catra

Ariadna Musa Catra era una niña frágil. Ariadna Musa Catra era una niña con un rostro fino como la más fina porcelana. En su cara brillaban unos enormes ojos, medio azules y medio verdes, con los que observaba y descubría el mundo y las personas. 

En su cara brillaban unos enormes ojos


Desde pequeña fue una niña alegre y amable, sobretodo con los compañeros del clase. Le encantaba el colegio por que le encantaba aprender y compartir cosas nuevas cada día. Otra de sus grandes pasiones era la lectura, era una auténtica devoradora de páginas de libros. No tenía un género favorito en concreto, simplemente se limitaba a leer todo aquello que caía en sus manos. A medida que pasaba el tiempo sus notas escolares comenzaron a destacar sobre las de sus compañeros. En primaria esto no le supuso ningún tipo de problema, quizás por que todos los niños y niñas de su clase se conocían desde el parvulario, habían crecido juntos. Sus problemas escolares, a los que no estaba ni de lejos preparada, comenzaron en el primer curso de la E.S.O. En este ciclo educativo sus compañeros de clase ya no eran sus amigos y amigas de toda la vida. Ya no eran los niños y niñas que habían crecido juntos.

Al finalizar el primer trimestre, debido a sus buenas notas, los no tan compañeros de clase ya le habían puesto todas las etiquetas posibles, friki, empollona, rarita. A medida que avanzaba el curso, estas etiquetas comenzaron a ser mucho más despectivas e hirientes, hasta el punto de que rompieron por completo la ilusión y las ganas de aprender de Ariadna. Las etiquetas se convirtieron en insultos directos y los insultos llegaron a transformarse en agresiones físicas. Ariadna no tenía ni idea de que aquella humillación y aquel maltrato escolar eran conocidos como Bullying, eso lo descubrió más adelante.

Cada mañana, el despertador rompía su sueño y rompía su corazón. Ya no tenía ganas de ir a clase y su ilusión por aprender cosas nuevas cada día se había resquebrajado por completo.

Pero Ariadna Musa Catra aguantó, fue paciente. La niña se refugió en sus libros dónde era completamente libre y podía seguir soñando. Poco a poco los años de martirio pasaron. Sus estupendas notas le llevaron directamente a la Universidad, dónde los parásitos que habían estado atormentándola a diario no llegaron. Quizás ahuyentados por el mejor repelente existente, la cultura. Por los pelos escapó del temible Bullying y del maltrato escolar. Ariadna se prometió a si misma que estudiaría más, todo lo posible, y que dedicaría todos sus esfuerzos a ayudar y a proteger a todas las Ariadnas Musa Catra que encontrase en el camino de su vida. Su fragilidad desapareció y su corazón se endureció.

Ariadna Musa Catra es una mujer fuerte. Ariadna Musa Catra es una mujer fuerte con un rostro fino como la más fina porcelana.