lunes, 20 de mayo de 2013

Antes de aterrizar en Móvilandia, me acuerdo de Marta.


La azafata que nos anuncia la llegada a Móvilandia se parece mucho a una compañera que tengo en el curso de Bonsais, me chiflan los Bonsais. Si no fuera por la diferencia de estatura es idéntica a mi amiga Marta.




Marta es una chica realmente agradable y simpática. Es muy conocida en el barrio dónde vive, un barrio de familias humildes. Es una vecina muy concienciada y comprometida, siempre se ha preocupado de ayudar a los demás y todos conocen su generosidad. Es habitual verla participar en cada uno de los eventos benéficos que se organizan en la comunidad. Su debilidad son las personas mayores y cada día se reserva un tiempo para echar una mano a cualquiera de los ancianos y ancianas de su escalera.

Desde hace dos años vive con su novio, Marcos. Juntos comparten un piso chiquitito pero muy acogedor, dos habitaciones y un pequeño patio, no necesitan más. Trabaja como Secretaria de Dirección en una multinacional del sector químico. Le encanta su trabajo, le permite estar todo el día en constante comunicación con el resto de miembros de la empresa y eso es un incentivo en su día a día. “Cotorrita” la llamaba su abuelo, y es que a Marta le encanta hablar.

Las tareas diarias que realiza una Secretaria de Dirección son muy variadas. Algunas son muy entretenidas y agradables de realizar, pero hay otras que se hacen un poquito aburridas y pesadas.

Una de las tareas que últimamente le encomiendan y no le gusta nada en absoluto, es la de echarle un vistazo a los perfiles de los nuevos candidatos que llegan a diario. Tal es la confianza que tiene depositada en ella su jefe que el criterio de la chica es tenido en cuenta como si del Director General se tratase. Cuando llega una nueva candidatura, ella es la encargada de “Googlear” al candidato y según los resultados que aparezcan, ese expediente no pasa su criba y evidentemente no llega a los despachos de RRHH de la empresa.

-         Marta, échale un vistazo a este currículum, y me comentas - Le dice Ignacio, el jefe directo de la chica, asomando la cabeza por la puerta de su despacho.
-         Ahora mismo, Ignacio- Ya van seis esta semana, pensó Marta.


Y tras buscar en el navegador el nombre del candidato, mientras subía y bajaba el ratón, pensaba: “Que clase de educación en Internet y en las Redes Sociales han recibido estos chicos y estas chicas?

Y es que los resultados en la inmensa mayoría de casos eran grotescos. De entre la enorme cantidad de curriculums que gestionaba cada mes, se podía salvar uno o dos por los pelos. Había de todo: personas poco, medio o muy preparadas. Personas incluso con dos carreras y con muchos años de experiencia. Pero todos y todas se olvidaban de algo fundamental. De nada sirve tener un currículum vitae excepcional si no tenemos cuidado de mantener una correcta imagen digital en Internet.

Marta era muy consciente de que cada curriculum que no pasaba su filtro significa la ruptura  en seco de las esperanzas y sueños de los candidatos y de sus familias. Cada día era testigo directo de los dramas que se sucedían en su barrio debido a la actual situación del mercado laboral. Pero no podía pasarle como válido a su jefe un currículum de un candidato o candidata que tuviese una marca negativa en la red. No podía pasarle el currículum de Juan Pérez, licenciado, tres idiomas y al buscar su nombre en Google, aparece el tal Juan Pérez evidentemente en estado de embriaguez, un día de fiesta con sus amigos semidesnudos alrededor de una piscina. O encuentras a la recién diplomada Cristina Hernández de botellón con las amigas, con los ojos rojos como el fuego. O en el peor de los casos encuentras a Perico de los Palotes en el exhibicionista y repetido hasta el infinito posado ante el espejo del cuarto de baño, luciendo pectorales.

Y vosotros me diréis: Es que el actual mundo profesional no funciona de esta manera que nos explicas.

-         EKKKKK! Error.

La mayoría de curriculums que se envían a las empresas acaban tal cual antes habéis leído, con una simple búsqueda en Google, que todo lo sabe y todo lo conserva bien fresquito.



Bajamos de nuestro super-avión y en seguida nos dan la bienvenida a Móvilandía con un refrescante zumo tropical. Es el primer contacto de los más pequeños con el mundo de los teléfonos móviles y los Smartphones. Esta parada del viaje va a ser muy importante.







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